Los meses de invierno y el clima frío, más que en cualquier otra época del año, representan un mayor riesgo para las personas de sufrir un nuevo evento cardíaco (agudo) o continuo (crónico). En el hemisferio norte, esta época del año se correlaciona desde el Día de Acción de Gracias hasta las vacaciones de Año Nuevo2, pero hay estudios similares en el hemisferio sur (Australia), donde los eventos cardíacos se correlacionan con el pico del invierno en julio.1
“se registraron aproximadamente un tercio más de muertes por cardiopatía isquémica en diciembre y enero”4
El clima frío y las actividades asociadas con los eventos climáticos invernales pueden tener como consecuencia las siguientes afecciones que pueden empeorar las enfermedades cardíacas subyacentes, incluido el síndrome coronario agudo (SCA). Incluyen, entre otras, las siguientes:
Investigadores de EE. UU. indican que “(a) se registraron aproximadamente un tercio más de muertes por cardiopatía isquémica en diciembre y enero que entre junio y septiembre”.4 Las afecciones cardíacas también pueden verse afectadas por cambios en la dieta (aumento de la ingesta de sal), aumento del consumo de alcohol, estrés emocional y financiero, o retraso en el tratamiento por parte de las personas que experimentan síntomas.
Esto significa que, siendo conscientes de que hay un aumento de eventos cardíacos durante estos meses, los centros pueden estar mejor preparados para atender a estos pacientes. La capacidad de clasificar a los pacientes para que reciban cuidados que puedan reducir la necrosis adicional de las células de los músculos cardíacos se ve favorecida por las pruebas de troponina en serie en pacientes que presentan dolor torácico y sospecha de síndrome coronario agudo. Retrasos inapropiados en la búsqueda de atención médica, la posibilidad de reducción de personal en los hospitales y otros centros sanitarios durante la temporada de vacaciones y la programación de guardia durante las vacaciones, que puede tener como consecuencia que el personal atienda a pacientes con los que está menos familiarizado, son factores que pueden plantear desafíos únicos durante las temporadas de invierno o vacaciones.4
Las pruebas de diagnóstico rápido en el lugar de asistencia, en especial la de troponina, pueden aumentar la calidad general de la atención y fomentar el tratamiento oportuno para los pacientes que tienen síndrome coronario agudo (SCA). La troponina es el biomarcador de preferencia para ayudar en el diagnóstico de infarto agudo de miocardio (IAM), según las directrices del American College of Cardiology (ACC). Las pruebas de troponina pueden proporcionar una detección temprana del ciclo de elevación y predecir la lesión del miocardio con muerte celular para evitar daños mayores.5,6
La incorporación de pruebas de troponina seriadas de diagnóstico inmediato en grupos de peticiones y protocolos estandarizados en pacientes con sospecha de SCA podría mejorar la precisión diagnóstica de los pacientes que presentan sospecha de infarto agudo de miocardio.7,8 Además, la administración de pruebas de troponina de diagnóstico inmediato puede mejorar el tiempo de obtención de resultados para estos pacientes críticos y reducir potencialmente los costes asociados con las pruebas de diagnóstico de laboratorio tradicionales.9
Para obtener más información sobre los enfoques basados en la evidencia para el diagnóstico y el tratamiento del paciente con SCA, consulte ACC Accreditation Services: Guidelines for Troponin Testing (Servicios de acreditación de ACC: directrices para las pruebas de troponina)
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