¿Qué sucede cuando los antibióticos dejan de ser eficaces?
Tras siglos de grandes y constantes avances médicos, nos encontramos ante la posibilidad muy real de experimentar retrocesos en este campo.1
Debido a la resistencia a los antibióticos, la mayor capacidad de recuperación de los microbios está dificultando el tratamiento de un número creciente de infecciones bacterianas, como la neumonía, la tuberculosis y la gonorrea.
No es inconcebible que, algún día, intervenciones como el trasplante de órganos, la quimioterapia, el tratamiento de la diabetes, las cesáreas y las artroplastias de cadera se consideren muy peligrosas y que el riesgo de fallecimiento por causa de una infección común sea mayor que los beneficios de la intervención.
Los ancianos y los inmunodeprimidos pueden estar expuestos a un riesgo mayor de muerte por causa de una enfermedad resistente a los medicamentos1, pero la resistencia microbiana es un problema mucho más grave: siempre que un miembro de una comunidad abusa de los antibióticos, estos fármacos pierden eficacia para toda la comunidad.
Crear nuevas medicinas no es suficiente. El descubrimiento de nuevos antimicrobianos es demasiado lento para seguir el ritmo de los microbios que evolucionan rápidamente hacia la resistencia a los medicamentos anteriores.2 Necesitamos preservar la efectividad de los antimicrobianos que tenemos actualmente.
Además, es de vital importancia que nos alejemos de la excesiva prescripción de antibióticos y que avancemos hacia una terapia más focalizada.